En Cataluña trabaja desde hace tiempo una granja cien por cien ecológica que ha modernizado sus instalaciones gracias al negocio del apadrinamiento de vacas. Incluso tienen padrinos en lista de espera.
El funcionamiento es sencillo: se elige una vaca, se pagan 1.500 euros por ella y a cambio se recupera poco a poco la inversión con un lote de productos lácteos cada semana.
Los padrinos pueden visitar a sus peculiares mascotas cuando quieran y el contrato establece las condiciones del intercambio.
Emilio Domenech, el ganadero de esta peculiar granja, no tiene más de veinte vacas, pero se preocupa por su cuidado y por el correcto funcionamiento del establecimiento.
El negocio factura unos 90.000 euros al año y también distribuye sus productos en comercios catalanes.
Está teniendo tanto éxito que pretenden exportarlo a Gran Bretaña en cinco años.
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